Pésima situación de las mujeres en la Edad Media.

En esta entrada hablaré del puesto de las mujeres en la sociedad, no solo en la Edad Media como indico en el título, sino también en el que tienen en la actualidad.
Desde "siempre" (más bien desde la aparición de la religión) las mujeres han sido despreciadas, humilladas y siempre estuvieron en segundo plano. Los hombres siempre fueron "más fuertes", más listos, más capaces de realizar cualquier trabajo y ejemplos de estos hay miles, ya que hace siglos las mujeres no podían tener trabajos dignos, y hoy en día vemos la enorme diferencia entre el sueldo de un hombre y una mujer, sin contar que a partir de cierto puesto de trabajo es más difícil para una mujer que para un hombre ascender. También tenemos un puesto mucho menos influyente en política o en el deporte.
A pesar de todas las campañas propagandísticas y organizaciones que intentan conseguir una situación de igualdad, en la que las mujeres tengan los mismos derechos que los hombres, algo que es perfectamente normal, esto es muy difícil de conseguir.
Así como la sociedad tiene a las mujeres como un ser inferior, también existen muchos otros tipos de discriminaciones, como raciales o la homofobia, sin hablar de las guerras religiosas que hasta hoy en día atormentan a países enteros. Cuando podamos superar esta barrera el mundo será diferente, no digo mejor, sino diferente, ya que toda esta discriminación hace que culturas no florezcan como deberían, que no hagamos más descubrimientos en, por ejemplo, el campo de la ciencia sólo por pensar que si no están hechos por un hombre no son igual de válidos, y si tenemos a todas las culturas por igual de valiosas, si no quisiéramos imponer ninguna por creer que es mejor o más cierta, se evitarían muchos conflictos.
Si todos nos fijásemos en el intelecto o en la personalidad, en lugar de encasillar a la gente y marginar a alguien por su religión, nacionalidad o pasado, dejaríamos de perdernos muchas cosas y seríamos más sabios. Por supuesto esto no es directamente culpa de las personas, sino del Estado, que es el que mete estos ideales en la cabeza, y no proporciona herramientas para tener un libre albedrío, ya que no les conviene.