lunes, 21 de marzo de 2016

Robinson Crusoe.

En esta novela, el protagonista cuenta como es, día a día, su experiencia después del naufragio en aquella solitaria isla. Se puede ver una evolución, sabe cuando sube y cuando baja la marea, aprende a hacer fuego (antes secaba el pescado al sol), aprovecha partes del barco para construir un sitio donde se pueda resguardar... el problema viene cuando se las tiene que ver con una enfermedad, no especifica cual es, pero aparenta gran temor a la gravedad que pueda tener dicha enfermedad, por lo que teme por su vida a pesar de estar solo en una isla desierta y no poder comunicarse con nadie, motivo por el que tal vez otra persona desearía perder la vida, ante la incertidumbre de si algún día saldrá de allí. Cuando ya parece que la enfermedad ha desaparecido, comienza a hacerse preguntas que podríamos clasificar como existenciales, se pregunta por su existencia y la existencia de todo aquello que lo rodea, por qué son así las cosas y, finalmente, admite que hay una fuerza superior que a creado todo, pero no hace mención a Dios, por lo que no es católico. El hombre ha estado tanto tiempo solo en la isla, que ha podido llegar a esa conclusión, mediante la cual habla de ese ser superior, el creador de todo, y del cual se dio cuenta de su existencia por sus condiciones tan extremas.