Este cuento narra la historia de un califa y su Giafar, que con la intención de hacer que su ciudad prospere, que haya menos pobreza, salen a las calles a hablar con su gente.
El hombre que les llama la atención es un pescadero anciano, que no conseguía apenas subsistir, y al que dan 100 dinares por lo que pesca en su red cuando la tira en nombre del califa. Cuando el califa y Giafar suben la red se encuentran una caja, y después ven que el contenido de la caja es una mujer despedazada, por lo que el califa se propone encontrar el asesino de esa mujer para que haga justicia y ordena a Giafar que lo encuentre, de lo contrario lo crucificará en tres días.
Pasados los tres días Giafar no lo había encontrado, por lo que se dispone a crucificarlo, junto con cuarenta primos suyos, pero se detiene cuando un señor mayor y un joven dicen ser los asesinos de la mujer del río. Después de que el hombre joven le cuente la historia, para convencerlo de que él es el verdadero asesino, el califa dice que en realidad el verdadero asesino es el hombre negro que le había robado la manzana a su hijo y había provocado toda esa confusión, por lo que nuevamente manda a Giafar buscar a ese negro. A los tres días Giafar no había dado con el negro, y cuando ya asumió que lo iban a matar, descubre una manzana en el bolsillo de su hija más pequeña por lo que se da cuenta de que el negro es su criado Rihán, pero a cambio de que le perdone la vida a este, le dice que le contará otro cuento aún mejor.
Podemos ver como a lo largo de la historia Giafar tienta a la suerte, ya que tiene una fe ciega en Alah y siempre se acaba salvando a último momento. Tampoco se hace justicia con el asesino de la mujer, ya que lo verdaderamente importante no era eso, sino demostrar el poder del califa.
En el cuento hay diálogos y epítetos, ya que Alah también aparece mencionado como el "Altísimo" y muchos más nombres.
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